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Tronochtitlán: revolucionemos la difusión de la historia





En un esfuerzo por conmemorar los 500 años de la conquista, OCESA construyó una maqueta de lo que habría sido el Templo Mayor antes de la llegada de los españoles.


No hablaré sobre la discriminación que siguen viviendo los pueblos indígenas mientras los mexicanos, mestizos como somos, tiramos estatuas de Colón y exigimos disculpas a España; tampoco me centraré en los pobres esfuerzos artísticos o en que, habiendo tanto talento en el arte mexicano, una celebración se reduzca a “tronochtitlán”.


Según El Financiero, 2000 personas estuvieron en el espectáculo de videomapping en un sólo día.


Y yo les pregunto: ¿cuándo fue la última vez que escucharon que alguien quería visitar el Templo Mayor? (tareas no cuentan).


¡Qué hipócrita eres, México! No es de sorprender que el mismo mes en el que surgió la noticia de la maqueta también salió una noticia del monumento; el encabezado: “Las goteras se convierten en la gran amenaza para el Templo Mayor de Tenochtitlan.”


Durante una de las granizadas de abril, el sistema de tuberías que protegía el monumento se rompió.


Ese es nuestro México, el que construye maquetas mientras que los arqueólogos tienen que volver a enterrar todo lo que encuentran por falta de presupuesto, pero eso sí, el valor cultural de México es nuestro gran orgullo.


Todo esto es culpa de la Academia; el reducido grupo de intelectuales, los humanistas, estamos arrastrando el gremio, pero esto es nuestra condena.


En mi poca experiencia estudiando historia, sólo he conocido a un par de profesores/ investigadores que validan la difusión como una labor digna. Es una pena que la mayoría de los comentarios que he escuchado de mis propios profesores es que “la difusión no es un trabajo digno de la Academia”.


Pero, ¿cuál es la necesidad de mantener el círculo cerrado? El elitismo de la Academia es algo que tiene que parar.

El lenguaje técnico y las discusiones son algo digno de admirar, pero ¿de qué nos sirve el conocimiento que no compartimos? ¿Estamos pecando de la sobre-especialización de la que habló Ortega y Gasset en La Rebelión de la Masas?


La Academia, vista desde afuera, se ha convertido en un limbo súper extraño y con un cover muy caro. Eso sí, también te estoy viendo a ti, gobierno mexicano, que por lo menos el 60% de la culpa lo tienen tus presupuestos mediocres.


Propongo más trabajos de difusión y confío eso a mi generación.


Cada vez hay más creadores de contenido cultural en las plataformas, jóvenes con ganas de compartir su pasión, su conocimiento, porque eso nos enriquece más como cultura.

Un excelente ejemplo lo lleva Italia con la RAI y los proyectos de Alberto Angela, llevando la historia y el arte a los oídos de la gente fuera del gremio.


Con presupuesto y difusión, en lugar de tener que construir maquetas, la gente se emocionaría por los monumentos reales. Es momento de cambiar la forma de compartir la historia.


Per aspera ad astra.


Fuentes:

El Economista, 11 de agosto de 2021.

El Financiero, 30 de julio de 2021.

El País, 19 de julio de 2021.



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