Tracy Chapman – Debut
Actualizado: 15 abr 2020
Ian Rickards

En 1988, una artista hace un llamado a la revolución. 30 años después, su mensaje sigue teniendo la misma relevancia, lo cual nos lleva a preguntarnos si realmente ha cambiado algo. Sin importar la respuesta, lo cierto es que esta pregunta hace que este disco sea trascendental.
¿Qué hace un gran álbum? Más que eso, ¿Qué hace que recordemos un disco años después de su lanzamiento?
Tracy Chapman pasó de ser una estudiante desconocida a la voz de una generación en el lapso de una noche. Cuando fue invitada a cantar en el tributo televisivo del cumpleaños número 70 de Nelson Mandela, ella era una artista casi desconocida pero pronto comenzó a escalar las listas musicales. El single “Fast Car” no estaba planeado para el setlist, pero el retraso de Stevie Wonder, que era el artista siguiente en el tributo, la obligó a tocarlo y, con el mundo mirando, se volvió en un éxito. Hay veces que una serie de casualidades y accidentes crean algo espectacular, como fue ese concierto para su carrera. El álbum que sacó después se convirtió en unos de los más vendidos por una artista femenina. Las temáticas de las canciones hablan de una realidad que era poco discutida en la música popular de los 80’s. En este álbum, la pobreza es el tema central y nos recuerda todo lo que subyace a la superficie de la sociedad.
El disco abre con un llamado a armas. “Talking ´Bout A Revolution” hace referencia a los movimientos sociales de la historia. La revolución de la que habla Chapman aun está en la fase de los susurros entre la gente, gente que está cansada de esperar en fila para recibir apoyo, cansada de esperar por un mejor sueldo y de conseguir trabajo. Esta canción nos recuerda lo que es el proceso del cambio social, cuando el pueblo se desespera es cuando comienzan a surgir ideas de cambio. En esta canción la idea es que los menos afortunados, los aplastados por el sistema, se van a levantar y tomar lo que les pertenece, lo que es justo. Como pieza introductoria del álbum, también establece el mundo y el tono que la artista desarrolla para el resto del disco. Es un mundo de horrores y preguntas sin respuestas, pero debajo hay un tono de esperanza y optimismo intrínseco de la naturaleza humana.
“Fast Car” es una narrativa sobre dos presuntos amantes que quieren salir de su desesperada situación. La protagonista pide la oportunidad de escapar a otro lugar donde puedan encontrar mejores oportunidades, pero conforme pasa el tiempo, y el día a día se convierte en la prioridad por encima de los sueños, la oportunidad se escapa. Las pobreza es una realidad que paraliza a las personas y que las hace quedarse estáticos en la miseria, cuidando parientes, buscando trabajo y ahogando las penas. Está canción es el americano tratando de escapar del sueño americano. A treinta años desde el lanzamiento del álbum y del concierto en Wembley, “Fast Car” debería estar en alguna de tus playlists, al menos en alguno de sus remixes house que cuentan con más de trescientas millones de visitas. Pocas canciones del pasado alcanzan esas cifras en las redes sociales. De nuevo, esto habla de lo actuales que son los temas, de la revolución que continúa.
A este disco se le ha dado un status importante en la comunidad LGBTQ+ y a los movimientos feministas gracias a canciones como “Across The Lines” y “For my Lover” donde Tracy Chapman, en su forma contemplativa y acústica, denuncia los crímenes cometidos a estos grupos. En “Across The Lines” ella, con un solo verso, predice situaciones reales actuales: Little black girl gets assaulted, Don't no one know her name, Lots of people hurt and angry, She's the one to blame. “For My Lover” toca el tema de la sexualidad y de las relaciones prohibidas o estigmatizadas por ser diferentes a la norma heterosexual: Climb a mountain if I had to, Risk my life so I could have you. La montaña de la que habla Chapman es una construida por nosotros y que tendremos que derribar.
En este álbum de comentario social viene otra canción que es más relevante hoy que nunca. “Mountains ‘o Things” es una satírica narrataiva donde la protagonista vive los lujos del consumo gracias a la explotación de otros. El ritmo es reminescente a los sonidos africanos. La letra y el ritmo juntos hacen referencia a la explotación de los africanos en las épocas de la esclavitud, donde el consumo y riqueza de unos viene de las manos de otro: The life I've always wanted, I guess I'll never have, I'll be working for somebody else, Until I'm in my grave. Tomando el lugar del explotador, se enfrenta con otra problemática Oh they tell me, There's still time to save my soul, They tell me, Renounce all, Renounce all those material things you gained by, Exploiting other human beings. La ironía de conseguir lo material por encima de los demás y luego renunciar a ello, pero sin darle a los demás lo que merecen es otra irónica forma en la que Chapman denuncia a la sociedad. Solo los que están en privilegio tienen la oportunidad de dejar lo material, los demás lo necesitan para sobrevivir.
En el álbum no hay momento más fuerte que “Behind The Wall” que describe la violencia doméstica desde la perspectiva de un vecino impotente. Esta pieza no tiene ningún instrumento aparte de la voz excepcional pero desgarradora de la cantante: Last night I heard the screaming, Loud voices behind the wall, Another sleepless night for me, It won't do no good to call, The police, Always come late, If they come at all. De nuevo Chapman vive y canta las atrocidades del público empobrecido, del cual ella es parte. La violencia doméstica sigue siendo un problema enorme en sociedades como la mexicana y la americana, y desde la denuncia en su música, poco ha cambiado.