Reseña: 'Furia', de Clyo Mendoza
Diegardo Corgóngora, Alejandro Scopelli

El diablo no viste elegante, viste de perro; se viste en el pelaje del perro muertodehambre que traemos dentro.
El deseo y el género
El deseo y el amor
El deseo y el sexo
El deseo y la tristeza
En Furia, el deseo es tristeza interrumpida por momentos de consuelo
Consuelo que se presenta en los ojos de un bebé,
el calor de la pareja,
en las sílabas de aquel nombre cuando amamos
Consuelo que existe como isla,
como náufrago en mar picado
Siempre perdido y aislado
Rodeado de miseria, tragedia, locura,
y la risa que no acaba (ni empieza) de(-)formarse
El diablo. El diablo. El día blondina viste calor, viste risas, viste de carne y susurros. El diablo es más, es más.
En Furia el diablo es más que una figura, más que un cuerpo antropomorfo, es más que dinero. El diablo es el mundo, la guerra, el racismo, la violación, el desierto. El diablo es lo que ocurre: incesto, homosexualidad, lesbianismo, el cuerpo. Sucede el cuerpo. El cuerpo es el diablo. En Furia el diablo es el cuerpo. El cuerpo ocurre.
Es un lugar donde ocurre la Biblia.
Es el lugar donde está el territorio.
Es el lugar donde están los sentidos
donde los miedos
ocurren los cielos
Es el punto. Es el pleito interminable entre padres e hijes, el amor y la relación carnal, lo humano y lo animal.
El cuerpo se sufre. Duele. Adolece. Se desea. Es grotesco. Sangra. Suda. Vomita. Caga.
Furia en cinco capítulos:
La idea del cuerpo.
Anatomía de la sombra.
El cuerpo anagramático.
El otro de sí mismo.
Autopsia.
Furia: clave negra, clavícula, un hueso (de perro, de vaca, de humano, lo que sea) perdido en el desierto a media hora de la población. Es un pasaje bíblico en clave, es Pedro Páramo trans, destruido, abyecto, mutante, con los labios hechos polvo por la sed, es la guerra de las palabras contra el cuerpo y viceversa.
Juan y Lázaro, soldadísimos de la guerra, se aman. Se huelen. Se chupan.
Sus hijes harán lo mismo.
¿Cuánto cabe en un cuerpo? ¿Cuántos caben?
Cástula y Sara, ambas embarazadas del mismo hombre, son rivales, se aman, se odian.
Sus hijes harán lo mismo.
¿Cuánto es el silencio de nuestros padres, nos pesa más y más?
Furia, escrito con palabras de arena, formando imágenes de sal, que se nos quedan quemadas en los ojos, sonidos de grillo y aullidos de perro, tan parecido a algo, tan parecido a alguien. Furia de palabras, sonidos que formas sentido, si se tiene suerte, en este valle sequísimo. Furia por lo inefable. Furia de vivir… en donde no hay vida.