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Redefinir las fronteras: las nuevas formas de socialización y de autoridad

Mariana Paz




“Para vivir en las Borderlands, debes vivir sin fronteras, ser cruce de camino”

Glotia Anzaldúa (1987

)

El garaje de los países, territorio de la vida híbrida, territorios idealizados de la discursiva posmoderna(Valencia, 2016), líneas hiperreales de vigilancia o líneas imaginarias de separación. Cualquiera que sea su definición, las fronteras representan hoy en día un punto de reflexión relevante en el análisis político, social y económico. Son la representación tangible (y a veces no) de los lindes entre unos y otros, entre lo legal y lo ilegal.


Mike Davis (2002) define a las fronteras como aquellas zonas nacionales de sacrificio para hacer referencia al desastre ecológico que se ha generado en distintas regiones a través de actividades y elementos productivos para el sistema y el capital. Sayak Valencia recupera esta noción al hacer referencia a las fronteras dadas ente los países pobres y los países poderosos en donde confluyen lo “indeseable y lo deseable” (Valencia, 2016: 135). La frontera es así un lugar vago e indeterminado creado por límites antinaturales en constante transición, lo cual supone que deben de analizarse a partir de las nuevas transformaciones de la realidad fronteriza.


La vida de la frontera se construye así a partir de las experiencias cruzadas, la interacción y el cruce de sistemas de vida y relaciones de dominación y autoridad, que responden a distintos contextos cambiantes (Montalvo, 2020). El análisis de la frontera, aquí y en todo territorio, debe de partir de las intersecciones de vida entre las personas que la habitan y las condiciones en las que se encuentran. Las diversas localizaciones y la multiplicidad de vidas cruzadas se construyen y constituyen a partir de experiencias fronterizas determinadas; se requiere considerar la manera en cómo se relacionan las ubicaciones de las personas en diferentes estructuras de poder, y en la comprensión de que estas posiciones se transforman y dan paso a nuevas formas de vivencias, pero también de formas de autoridad, vigilancia y dominación que surgen en el territorio fronterizo.


Las fronteras en nuestro país son significadas a partir de la articulación de relaciones de poder dadas en la raza, la clase, el género y la sexualidad; y con ello, bajo determinantes estructurales de dominación. Las fronteras no se reducen así a los discursos fabricados desde el otro lado y a partir de una fuerte dirección y construcción de la otredad simbólica y legal, sino que también responden a transformaciones y exigencias dadas en el sistema económico, el capital y los mercados (Valencia, 2016).


La redefinición de las fronteras actuales responde a la necesidad de comprender las nuevas configuraciones de vida dadas en los territorios fronterizos y habitados por las distintas subjetividades y realidades de una multiplicidad de actores. Las nuevas formas de socialización de la frontera no son solo transformaciones impuestas bajo el mando de autoridad de los dos países, sino que también son resultado de las resistencias y edificaciones propias de socialización y vida que surgen en la frontera, como luchas activas contra el poder del mercado y el capital.


Referencias:

Davis, M. (2002). Dead cities and other tales. The New Press.

Montalvo, M. (2020). La Tijuana como contexto de mujeres borderlands en Inés, M. [coord.] Feminismo, cultura y política. El contexto como acertijo. Editorial Itaca, pp. 103-129.

Valencia, S. (2016). Capitalismo gore. Control económico, violencia y narcopoder. Editorial Paidós.


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