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Inquirir la realidad



Puede que se nos presenten varios problemas a la hora de discutir acerca de la realidad. Bueno, no varios, sino muchos; gracias a lo abstracto que es el concepto y tema. Se podría hablar de la realidad en varios términos, bajo muchos códigos, bajo ciertos estándares… La realidad se puede cercar mediante diversos medios y estrategias.


La realidad podría ser una suma de todo lo que es real, una suma de lo visible e invisible, lo comprobable y lo no comprobable. Podría ser lo que se toca y lo que no se toca, lo contemplado y lo ignorado, lo imaginable.


Sin embargo, la realidad no es una, a pesar de su connotación y carácter tanto múltiple como ambivalente. Son muchas, diversas y casi inimaginables las realidades que en un solo día llegan a pasar inadvertidas frente a nuestros ojos y mudas ante nuestra mente.




Podríamos verla como un virus, o como un lugar donde se fundamentan los símbolos, signos. En otras palabras, para que exista algo sinsentido, o con sentido, necesita estar virado o basado en la realidad, en el mundo.


Al respecto de todo lo anterior: es interesante pensar o buscar la conexión, reformulación y tratamiento de la realidad en toda producción cultural. Casi todo aquello que nos rodea tiene un texto explicatorio, un conjunto de palabras y oraciones que nos introducen a su existencia; como habláramos de curaduría y retratos. El mundo, la realidad, nos sirve de ancla para adentrarnos a lo creado.


Todo lo que tiene sentido en una denominada esfera de pensamiento y creación humana, lo tiene porque está anclado y fundamentado en el mundo, en lo que tomó prestado de un cierto tipo de realidad. Ejemplos hay muchos. Uno es el arte, que se autorregula y denomina a sí mismo en una especie de autofagia y autoémesis (vomitarse a sí mismo).




De esta manera, buscar la realidad sería en cierto sentido rastrear con cuidado e inseguridad las migajas del mundo, lo que queda de este último, reformulado, disuelto o pulverizado. Aunque parece paradójico, ¿no es así? ¿Por qué buscar el mundo, la realidad, si está aquí mismo, sordomuda?


Vivir la realidad sería lo mismo que tratar de buscarla.


Habría que decir: que la realidad está en todos lados, discutiendo formas, dictando funciones, creando todo con su continua destrucción. La realidad está en estos párrafos, en esta intentona por saber qué pedo.


Está en la forma y función de un televisor, en su manual de instrucciones. En las migajas que dejan las obras de ciencia ficción, de terror y fantasía. En el temblor y ardor del lenguaje.

En una excelente película y su director acosador. En la duda, el equívoco y malentendido. Está y no está en nuestras manos, por su puesto, escurridiza como siempre.


Inquirir la realidad, bajo este sentido, sería buscarla y vivirla. Sí. Aunque también sería poner como individuos cierto grado de resistencia, dejar que la inercia actúe, entrar y salir de ella.



Cháirez, Fabián, 2014.


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