Frank Zappa, el músico de lo indecible
Ignacio Mouliá

Vía: Treblezine.com
Si se leyera la vida de Frank Zappa en clave de guión cinematográfico, debería pensarse en una película de clase B de esas tan excéntricas que escapan a cualquier clasificación académica. De esas que no sabemos por qué pero nos van atrapando toma tras toma hasta un punto sin retorno: de repente ya estamos sumergidos en las profundidades de la historia. De aquellas que derriban la estructura de lo imposible porque todo es posible dentro de su universo.
De esas que fueron incomprendidas en su época pero que hoy son de culto.
Zappa ayer fue, hoy es y mañana será, de culto.
Nace en Baltimore en 1940, hijo de padre y madre inmigrantes. Es el mayor de cuatro hermanos. Nada demasiado cinematográfico todavía. De niño se enferma mucho, posiblemente por la presencia de gas mostaza en su casa (vive cerca de una base militar). Sus enfermedades y la naturaleza del trabajo de su padre convierten muy rápido la vida de Frank Jr en una road movie. Al final los Zappa se instalan en California.
La distancia entre Baltimore y California no solo es geográfica; Frank cambia los experimentos en la base militar de Aberdeen por las baquetas de batería. A los 12 años forma su primer conjunto, The Blackouts (invertimos la lógica cinematográfica; comenzamos por donde se debería esfumar la historia).
A los 17 años, probablemente entendiendo que la batería no le otorga la complejidad compositora que debía caracterizar su extensa obra posterior, cambia los bombos por la guitarra.
A partir de ese momento todo es un avance vertiginoso. Zappa se gana la vida componiendo bandas sonoras de películas de bajo presupuesto y canciones para artistas locales. No es hasta fines de los 60 que lanza Freak out! con The Mothers of Invention, su primer grupo profesional.
Desde Freak out! hasta Dance me this, Frank Zappa lanza más de sesenta álbumes, todos con su propia impronta musical y estética. Se convierte en uno de los artistas más originales y complejos que hayan existido en el rock. Intentar clasificar su música resulta tan inútil como intentar teorizar sobre el placer: es algo que simplemente hay que experimentar. Es algo que solo se puede entender por medio de la percepción.
Dijo alguna vez, en una entrevista, que nunca se propuso ser extraño, sino que fueron los demás (fuimos los demás) quienes le cargaron esa responsabilidad. Quizás hoy lo mejor que podemos hacer sea no reducirlo a un concepto tan subjetivo como 'extraño' y disfrutar de su música despojándonos de todos nuestros prejuicios musicales. Ninguno de nosotros intenta entender los sonidos de la naturaleza, simplemente los acepta.
Tal vez, como dijo Zappa, "Mi música es como una película para tus oídos".