Encuentro en el canal: el momento de cierre en Scott McCloud
Cass Arellano

En 1929 René Magritte presentó al mundo una obra que haría que muches cambiaran su percepción de lo que eran las imágenes y las obras de arte. La pintura, titulada La traición de las imágenes, es el dibujo de una pipa con la frase “esta no es una pipa” debajo de ella. Esta frase tiene toda la razón, el dibujo de la pipa no es una pipa, es tan solo el dibujo de una pipa. En tan solo un momento Magritte echa luz sobre una relación que generalmente se mantiene bien escondida: la relación artista-obra-audiencia.
Para hacer una buena pintura de una pipa y poder decir “mira dibuje una pipa” se necesita más que solo dibujar una pipa, no importa lo bien hecha que esté, necesitas que alguien la vea y te diga “eso es una pipa”. Cuando Magritte señaló que efectivamente eso no es una pipa, además de hablar de las imágenes y su relación con los objetos, señaló sutilmente que existe un proceso en el cual la audiencia toma el dibujo de una pipa y lo convierte en una pipa. Scott McCloud llama este proceso (y en particular el momento en el que sucede la transformación) el cierre. Lo interesante es que Scott McCloud no se interesa en el cierre para explicar las pinturas surrealistas de principios del siglo XX, sino porque para él este momento de transformación se encuentra en el núcleo del medio de su preferencia: el cómic.
En 1992 Scott McCloud publicó Understanding Comics: the invisible art un cómic sobre los comics. En esta novela gráfica McCloud habla de varios temas pero quiza el más importante es la idea del cierre. McCloud describe el cierre como aquello que conecta los paneles que forman el cómic. Cuando un lector pasa de un panel a otro e imagina todo lo que hay entre los dos, lo que está pasando es el momento del cierre. No importa si el salto temporal o espacial entre paneles, el lector siempre buscará hacer una conexión, el cierre siempre está ahí. El cómic no puede funcionar sin este cierre, lo que sucede en las líneas entre los paneles (conocidas como el canal) es lo que hace que los cómics cobren vida.
Lo que hace que el cierre sea tan fundamental para este medio es que lo que suceda en ese momento puede cambiarlo todo. Por ejemplo, digamos que en un panel dibujas a un hombre persiguiendo a otro con un hacha y en el segundo dibujas una ciudad en la que se escucha un grito; la cantidad de maneras en la que la víctima fue asesinada son es igual a la cantidad de lectores que tenga el cómic. La narrativa, el ritmo, la experiencia, e incluso los temas de la obra dependen totalmente de lo que los creadores dejen fuera de los paneles, es por esto que Scott McCloud bautiza a los cómics como el arte invisible, porque siempre es un balance de lo que enseñas y lo que no enseñas, pero sobretodo porque los momentos claves de la obra están en el encuentro entre el autor y el lector que siempre ocurren en el canal.
Siempre he sentido que hay algo mágico dentro de los cómics, que hay algo que lo separa de cualquier otro medio, y creo que gran parte de esto se encuentra en el cierre. Es a través de este momento de transformación y conexión que el cómic nos enseña algo que sucede en nuestra día a día. El ser humano está siempre buscando patrones y conexiones, maneras de darle sentido al mundo que lo rodea, lo que hace a el cómic tan especial es que usa esto a su favor y abre las puerta a que el lector se vuelva parte del trabajo. Hay pocos medios que le dan tanta libertad a la audiencia, que sirven tan solo como una guía y no como un instructivo. Hay tanto que se esconde entre los paneles, y solo nosotres, les lectores pueden encontrarlo.
Así que, si tienes el tiempo, agarra el cómic que más te llame la atención y piérdete en esos caminos que llamamos canales, te prometo que podrás encontrar lo que sea, incluso a ti misme.