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El enemigo está en casa





El presidente anda erizo. Se despierta en la mañana y, acurrucadito en las sábanas de palacio, entretiene un pensamiento tierno y cálido sobre Benito Juárez.


Pero después le da un retortijón de tripas y se levanta como muerto resucitado cuando se acuerda de sus ‘adversarios’ y todos los que según él están tropezando la ‘transformación’ del país. Lo triste es que sigue sin darse cuenta de que los que más tropiezan la ‘transformación’ política de México son sus cuates.



El enemigo imaginario


López es como el Quijote, inventando rivales imaginarios y canalizando mucha energía, tiempo y recursos a movilizarse en su contra.


Un día el enemigo son los españoles, al siguiente son los ‘neoliberales’, después es el Parlamento Europeo (a quien mandó una carta bien loca descocada hace poco) y al final son los periodistas. Y pues hay un sinfín de rivales falsos más.


Digo, el presidente está a nada de decir que los dementores de Harry Poter, por conservadores, son contrincantes de la 4T.


Pero todo eso es fayuca, embuste, chanchullo. El enemigo de verdad (el que hace que la política mexicana siga siendo una tragedia de corrupción, cinismo y mentiras) está en casa y cobra su salario del erario.


El enemigo verdadero


Eso de que en México está habiendo una transformación es más falso que el amor entre Peña Nieto y La Gaviota.


Y el cambio político nada más no llega en parte porque en el partido dominante todavía hay una sarta de políticos corruptos haciendo de las suyas, como pasaba en el priísmo dinosáurico.


Napoleón Gómez Urrutia, Santiago Nieto, varios familiares chuecos del AMLO, los encargados del Instituto Para Devolverle al Pueblo lo Robado, los hermanos Monreal, los funcionarios de Segalmex, Manuel Bartlett; todos ellos y muchos, muchos más han hecho imposible cualquier tipo de transformación de la vida política: aquí, como siempre, estos ‘funcionarios’ públicos nada más le echan ganas a hacer que mejore la vida… pues de los ‘funcionarios’ públicos.


Y, como siempre, los políticos mexicanos todavía trabajan para sí mismos y no para la ciudadanía. Ahí están Alejandro Gertz Manero y Cuitláhuac García usando el poder para cumplir venganzas personales.


Ahí está David Monreal riéndose de la gente desplazada por la violencia en su estado.


Las cosas siguen igual. Y eso solo es culpa del vato que podía cambiar a la raza política por completo y cerrarle la puerta a los malos funcionarios del pasado pero que prefirió, en vez, llenar su gabinete y su partido de puro innombrable.


Funcionarios flojos


Además todavía hay funcionarios negligentes que hacen mal su chamba pero por alguna razón siguen en puestos de poder.


Jorge Alcocer, Hugo López Gatell, Delfina Gómez… digo, estos personajes serían buenos meseros, recepcionistas, pepenadores (profesiones por lo demás bastante más honradas y respetables que ser político y manejar tus asuntos con las patas)… pero para gobernar de plano no sirven.


Y el poder todavía lo tienen las mismas morras y vatos.


Tatiana Clouthier, Alfonso Durazo, Manuel Bartlett, Félix Salgado Macedonio, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y otros cien morenistas son políticos de carrera que lo mismo se hicieron de la vista gorda durante el Pacto por México que alimentaron a la maquinaria diabólica del PRI.


Aquí los mismos de siempre conservan las chambas de siempre aunque de plano no le echen ni tantitas ganas, aunque desde hace rato sea obvio que no son los mejores para ocupar el puesto que tienen.


Las cosas aquí nada más no han cambiado.


Y no es culpa del Parlamento Europeo o de los periodistas o de los españoles. La oposición real del ‘proyecto’ del presidente, lo que de verdad le estorba a la 4T… pues es la 4T.


Es un problema serio cuando el presidente defiende a los corruptos y los negligentes a capa y espada como si fueran sus hijos. Bueno, de hecho muchas veces los corruptos y negligentes sí son sus hijos.


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