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Edipo con los ojos de Aristóteles:

Un análisis de Edipo Rey con la Poética Aristotélica

por Giovanni Montiel




Edipo Rey de Sófocles [496-406 a.n.e] es una de las obras trágicas más importantes e icónicas de la Antigua Grecia; todos hemos oído hablar, aunque sea una vez, de la historia del rey cuya madre tenía por pareja, cuyo padre asesinó y cuyos ojos se sacó, aunque curiosamente no muchos la han leído –clásico de un clásico, ¿no? –; alguien que sí la leyó en su momento fue Aristóteles [384-322 a.n.e], otro famoso autor del que hemos oído mucho, pero indagado poco. Basándose en la obra de Sófocles, entre el 335 y el 320 a.n.e. aproximadamente, Aristóteles “escribió” la Poética, primera obra occidental sobre teoría literaria de la que hasta el momento se tiene noticia; la anterior era expuesta por él en su escuela de Atenas y jóvenes como Alejandro Magno [356-323 a.n.e.] se nutrieron de ella. Pretendo realizar un pequeño cotejo entre la Poéticaaristotélica y Edipo Rey.

Introduciré a mi lector en contexto de ambas obras: Aristóteles reflexiona y enuncia, cual leyes, características que el género trágico, según él, debe tener, así como de la comedia y la música –los cantos–. Por su parte, Sófocles escribe una obra dramática donde un jerarca es persuadido por sus súbditos a apoyarles por los desastres que la peste ha dejado; dentro de este contexto, manda a un informante al oráculo para que le hable sobre cómo proceder ante esta situación y en eso decide también indagar sobre el asesinato del rey que le precedió. Así, a lo largo de la historia, es como se va dando cuenta con pesar que fue él quien ha cometido el homicidio en cuestión y, por si no bastara con ello, se entera de igual forma que dicho rey era su padre, cuyo destino trató de evitar; igualmente repara en que su madre es su esposa y, la anterior al caer en cuenta de la situación, decide suicidarse, llevando a Edipo a tal desesperación que toma dos broches del vestido de su madre yaciente y se los clava en los ojos, provocándose la ceguera; de igual forma ruega por su destierro dado el parricidio.

Aristóteles utilizó la obra de Sófocles como modelo para enunciar los requisitos que, según él, debe llevar una obra trágica; por ello puede ser muy sencillo hallar dichos postulados en la historia de Edipo cual arquetipos.

En primer lugar, dice que la manera en que se transmiten estas historias es mediante la oralidad y el cántico –o, bien, lenguaje y armonía–, tal como tiene estructurada Sófocles su historia, pues se indican los diálogos, las acciones que debe seguir cada personaje –marcas didascálicas– y las intervenciones corales, lo que habla de una historia pensada para la actuación y/o representación, a lo que Aristóteles denomina “imitación” y con lo que está de acuerdo. A propósito de esto, el filósofo dice también que el humano imita su entorno por naturaleza y es así como aprende de él.

Ahora, ya que mencioné al arquetipo como la base literaria que usó Aristóteles para su obra, haré lo mismo pero con Sófocles y su Edipo: Aristóteles dice que lo que estas “imitaciones” representan son actitudes humanas, pero lo que las hace especiales es que se exageran algunas de ellas, se hiperbolizan; en este caso, se refiere a lo más ridículo e infame del ser humano, encargándose de ello la comedia y la tragedia respectivamente; partiendo de lo anterior, Sófocles se basa en atrocidades como el parricidio, el suicidio y el incesto para justificar su obra; en el primer ejemplo, Edipo mata a su padre, en el segundo la madre de este se suicida y en el tercero los dos últimos son presentados en la obra como una pareja que, por cierto, ya ha procreado.

El filósofo de Estagira también le adjudica a Sófocles la introducción de un tercer personaje y una escenografía al género trágico; aunque esto habría que rastrearlo a través de obras pretéritas al autor de Edipo, sí que es verdad que hay más de dos personajes en la historia, por mencionar algunos podríamos hablar de Edipo, Tiresias –quien le habla de su destino–, Yocasta ­su madre y esposa–, Creonte, –su tío y cuñado–, el Servidor de Layo –Layo era su padre–, etcétera. La escenografía sí es introducida en la tragedia por Sófocles, como el fondo o el espacio en escena donde reconocemos que sucede una obra.

Aristóteles menciona que hay rasgos de la epopeya –relatos extensos sobre las obras más extraordinarias de un hombre o del entono propio, posiblemente susceptible a compararse con la épica– que comparte con la tragedia, pero a su vez hay otros con los que difiere; quizá se refiera a los hechos mismos de una realidad distorsionada por el mal obraje humano que, en este caso, Sófocles quiere representar. Lo que diferencia a la una de la otra es primordialmente la extensión: mientras una epopeya como la Ilíada de Homero es extensa y detallada en los hechos de la historia y su entorno, Edipo va “al grano” y su autor no decidió narrar más que lo estrictamente necesario para comprender cada aspecto de los hechos; o sea que, según Aristóteles y su aplicación a Edipo, podríamos asumir que una obra trágica es naturalmente corta. Alguna forma de comprobarlo es que en otras tragedias parece que los autores presuponen el conocimiento –si no es que el domino– del contexto por parte del lector y/o espectador.

Aristóteles hace una diferenciación entre poeta e historiador donde, según él, el primero narra acciones universales y el segundo particulares, lo cual no concibo erróneo; Sófocles nos da a entender a través de los cada vez más constates quejidos de Edipo, que el cometer un parricidio y el incesto no es más que una verdadera infamia y que por ello debería ser enviado al Hades –lo que, bajo términos cristianos, entenderíamos como el infierno–, pero no habla únicamente de él, sino en general, dando a entender que el cometer este tipo de delitos debe significar un castigo o condena para cualquiera que lo cometa, dejándose ver la universalidad aristotélica.

Dice también que la tragedia nos debe generar terror o piedad, ¿cómo no sentir algo similar cuando Yocasta se ahorca por los hechos o cuando Edipo pincha sus ojos?, ¿qué decir del hecho de haber matado a su padre y enterarse de ello hasta mucho tiempo después? Aristóteles dirá más adelante que esto se debe a que, de cierta forma, los personajes de estas historias son semejantes a nosotros, es decir, nos sitúa en un marco en que creemos que lo que le pasó a Edipo puede pasarnos también, doblegándonos.

Menciona que el poeta trágico debe buscar cierto tipo de situaciones elementales en sus narraciones y, entre ellas, enuncia aquella donde el problema ocurre entre familia, como de hecho sucede con Edipo, pues están involucrados, sobre todo, padre, madre e hijo.

Dice que “[…] el hecho horroroso puede ser realizado por el agente […] con ignorancia de su relación y descubrirlo después, como le sucede a Edipo”. Edipo, quien al principio de la historia obra con “mano dura” contra el asesino de Layo, se da cuenta a lo largo de la trama que se refería a él mismo, pero lo ignoraba; pasó lo mismo cuando, sin saber a quién, comete el parricidio.

Otro aspecto importante es que Edipo se va dando cuenta de los hechos por heridas que tiene en sus pies, pues cuando era un bebé, Yocasta se los hirió a fin de abandonarlo y que no se cumpliera la profecía de que dicho bebé asesinaría a su padre –lo que al fin y al cabo sucede–; al ser Edipo rescatado, el responsable de su salvación notó estas heridas y se compadeció de ello. Cuando Edipo está investigando si es verdad que Yocasta y Layo son sus padres, platica con este salvador, enterándose hasta entonces de lo que había hecho por él cuando niño; más adelante hablan con un esclavo que servía a Layo y este les cuenta que Yocasta le entregó al bebé con los pies lastimados y le encomendó la tarea de abandonarlo en Citerón. Edipo mira sus pies para ver que, en efecto, tiene cicatrices. “Edipo” significa, de hecho, pies hinchados (Oι̉δίπoυς). Visualizando esto, Aristóteles dice que en la tragedia hay personajes que obtienen ciertos rasgos físicos después de nacer o algún artilugio y que sirven para descubrir hechos en la misma historia o reconocer a un personaje durante largo tiempo.

Estos fueron solo algunos puntos de los que enuncia Aristóteles; toca más temas, pero en cuanto a la tragedia y su aplicación en Edipo Rey, estos son los que consideré más importantes. Tengo que aclarar que no coincido del todo con Aristóteles, especialmente en el hecho de establecer reglas para escribir una obra literaria, pues puede haber muchas variaciones sin perder la esencia de, en este caso, la tragedia.

Espero haber dejado una pequeña base para emprender la lectura de alguna de estas dos obras o mínimo haber despertado el interés de mi lector en las mismas; a fin de cuentas, Edipo necesita nuevos ojos…


BIBLIOGRAFÍA

v Sófocles, Edipo Rey, Edipo en Colona, Antígona, 6a ed., México, Grupo Editorial Tomo, 2018.

v Universidad de Granada, Aristóteles, La Poética, [https://www.ugr.es/~encinas/Docencia/Aristoteles_Poetica.pdf], recuperado el 30 de julio de 2022.


v Mora Camarena, Jessica M., “Teatro Griego/Poética”, en conferencia en la clase de Literatura Clásica, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 2 de agosto de 2022.

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