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Dos procedimientos poéticos

Actualizado: 29 sept 2021


Miro a través de la ventana del café desde donde escribo esto y me encuentro con el mundo, o digamos que con un trozo del mundo: cada cosa que veo ya la conozco: todo lo que veo ya está cubierto con un nombre. Veo árboles, coches, ventanas de otros edificios, puertas, personas que atraviesan la calle caminando… veo muchas más cosas, una serie de detalles que si se les pone atención se multiplican (por ejemplo, veo un fragmento específico de un tronco y veo la formación de una grieta que parece un ojo).


Miro, también, a través de la ventana de mi mente, y me encuentro con mi mundo interno. Me encuentro con una serie de palabras que no se refieren a nada material: palabras que se recargan en conceptos, que apelan a un mundo invisible. Veo, dentro de mi mente, la tristeza, la angustia, la alegría… veo otra muchedumbre de detalles (conceptuales) que si les pusiera atención, también, se multiplicarían.


La palabra montaña y la palabra amor, por ejemplo, son dos palabras extranjeras una de otra. Las palabras nombran lo visible (el mundo material) y lo invisible (el mundo conceptual): la labor del poeta es trabajar con ambas.


El problema de la poesía nunca ha sido el problema de la verdad, sino el del alcance que puedan tener las palabras. Pensemos, por ejemplo, en esta metáfora de Nicanor Parra: las mariposas son flores en movimiento perpetuo. Está claro que las mariposas no son flores, pero gracias a que existe la palabra mariposa y la palabra flor, gracias a que son capaces de nombrar una semejanza evidente, se puede generar la metáfora. El objetivo de Parra fue la búsqueda de una semejanza, representada por palabras, y no la de saber qué es una flor o una mariposa. El descubrimiento de esa metáfora no resolvió nada del mundo, pero, en cambio, lo amplió. Ahora, cada vez que veo una mariposa, veo también una flor volando.


Con este ejemplo de Parra puedo empezar a hablar sobre el primer procedimiento poético. Este procedimiento parte del mundo material. El poema deriva de algo externo (la mariposa y la flor, por ejemplo) al poema. Veamos otro ejemplo de Rilke:


¡Cómo asustado de sí mismo [el pájaro]

rasga en zigzag el aire, cual resquebrajadura

en una taza!

Así la huella

del murciélago raya

la fina porcelana de la tarde.


La metáfora que aquí genera Rilke es la semejanza entre la grieta negra de una taza de porcelana y la de un murciélago que atraviesa la tarde: el cielo blanco de la tarde es la porcelana de la taza y la grieta negra de la taza es la línea negra que dibuja el murciélago con su vuelo: el recurso poético parte del mundo material. Me imagino a Rilke, contemplando cómo se va yendo la tarde, y ver de pronto un murciélago partiendo al cielo. Me imagino su entusiasmo al encontrar la semejanza de esa imagen con la resquebrajadura de una taza de porcelana. El descubrimiento metafórico de este ejemplo, además de ser brillante, depende del mundo material, de un paisaje ajeno al universo del poema.


Veamos otro famoso ejemplo, del mismo Rilke, con el segundo procedimiento poético:


porque la belleza no es

sino el nacimiento de lo terrible;


Aquí hay también una relación entre dos elementos: la belleza y lo terrible. Sin embargo, a diferencia del ejemplo anterior, son dos palabras que no se refieren al mundo material. No puedo ver la belleza como veo a un árbol. Este procedimiento parte, más bien, del mundo conceptual: Rilke asoció dos conceptos para generar una comunicación poética, a diferencia del ejemplo pasado, en el que asoció dos imágenes para generar, también, una comunicación poética. El primer procedimiento es visual y el segundo intelectual: el primero depende del mundo material y el segundo del mundo de las ideas.


Pasemos, rápidamente, a otros dos ejemplos de Federico García Lorca:

El jinete se acercaba

tocando el tambor del llano.

Y el segundo:

Las criaturas de la luna rondan y huelen sus cabañas.


El recurso poético del primer ejemplo fue el de la descripción de una imagen: un jinete cabalgando por el llano: a partir de esa imagen, de la observación del mundo material, fuera del poema, se genera la semejanza del tambor: el llano se convierte en un tambor que las patas del caballo van golpeando. En el segundo ejemplo, surrealista y hermético, no se parte del mundo material. ¿Cuáles son las criaturas de la luna? ¿Cuáles son las cabañas que rondarían y olerían las criaturas de la luna? El recurso poético aquí está generado por conceptos: el lector tiene que imaginar cuáles serían las criaturas de la luna: el verso tiene sentido a partir de la unión de conceptos unidos, no de la verdad fija de un paisaje o un objeto.


El trabajo del poeta está construido por dos elementos comunes a todos los seres humanos: el mundo material y el lenguaje. Ningún poema calca al mundo y ningún poema habla sobre el mundo. Todos los poemas hablan sobre ellos mismos: hablan sobre las palabras y sobre los límites que existen en cómo hablar sobre las palabras. Lo interesante, la posibilidad de la novedad siempre que se está por escribir un poema, es ver cómo esos elementos se mezclan adentro del poeta: todos los poetas trabajan con el lenguaje y con el mundo, pero en cada poeta el lenguaje y el mundo tienen una dinámica diferente, una mezcla que por las circunstancia únicas de cada poeta es imposible repetir. Todo poema es original mientras sea auténtico, mientras exista un hallazgo poético derivado de esa mezcla irrepetible que sucede dentro de cada poeta.



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