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Avándaro: ¿Infierno y/o paraíso?


Santiago Flores Chong




¿A qué fueron a Avándaro más de cien mil muchachos? No a una orgía, no a fumar mariguana, no a una borrachera degradante [...] fueron a reunirse porque creen en ellos y dudan de los demás. Fueron para encontrar ahí la verdad.

Jacobo Zabludovsky en el prólogo a su libro Nosotros (publicado a principios de 1972).

El festival de Rock y Ruedas Avándaro es quizá reconocido como el mayor concierto de rock en la historia de la cultura mexicana; fue un hito para la juventud de México en los setenta y para las futuras generaciones que han mitificado el evento.


Sucedió entre el 11 y 12 de septiembre de 1971, cerca de la localidad de Avándaro Tenantongo, aproximadamente a 5km del pueblo de Valle de Bravo y su lago en el Estado de México (1).

A 50 años del llamado “woodstock mexicano”, resulta necesario mirar a aquellas interpretaciones y formas de recuerdo que se han gestado alrededor de este evento.


En un principio, se había planeado que el concierto de rock fuera la antesala para una carrera de coches; sin embargo, la alta afluencia de jóvenes provenientes de la capital mexicana y sus alrededores provocó la cancelación de la carrera, por lo que se llevó a cabo el concierto de rock únicamente.


El festival ocurrió en el clímax del movimiento contracultural conocido como La Onda, que celebraba la vida, la paz, el amor, la ecología y las artes en general (2).


Avándaro “representó la apropiación de un imagen de vanguardia de la modernidad tomada de Woodstock [que tomó como arquetipo] y fusionada con práctica cultural local” (3).


En los documentos de la época identificamos una diversidad de voces que oscilan entre intentar comprender el fenómeno social que a algunos les había tocado presenciar de cerca, hasta aquellos que, desde una posición de poder, articularon una narrativa negativa, exagerada, con la cual se perfiló la leyenda negra de Avándaro (4).

De esta forma, se fue configurando una imagen colectiva que, por un lado, buscaba desprestigiar el Festival de Avándaro y, por otro, la de una juventud rebelde. Avándaro fue un evento que produjo un desbordamiento de sentido en gran parte de la sociedad mexicana.


Fruto de las interpretaciones negativas, Avándaro condicionó la experiencia social, corporal y estética de las juventudes de los setenta que se identificaban con la contracultura mexicana del rock. Consecuencia de esto son las tocadas clandestinas que se celebraban en garajes, talleres o cualquier espacio disponible que se tenía, los bautizados “hoyos funkies” por el escritor Parménides García Saldaña (5).


La prensa del momento describió el evento con frases como “orgía hippie”, “aquelarre”, “encueramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre y muerte” (6).


Medios amarillistas como 'Casos de Alarma!'' catalogaron el evento como un “infierno'' (7), el periódico La Prensa llamó “Sodoma” al festival (8).

No obstante, el paso del tiempo ha aperturado nuevas interpretaciones en torno a lo ocurrido en Avándaro: estas buscan reivindicar los estigmas alrededor del festival; incluso, muchos lo han posicionado como un parteaguas de la culturas juveniles mexicanas que cobró importancia como manifestación juvenil y como síntoma de una necesaria rebeldía frente al Estado autoritario y represor (9).


Las representaciones de Avándaro construidas por la prensa conservadora y el escándalo que se gestó alrededor de este evento son un reflejo del rechazo por parte del gobierno hacia el festival: se creó una imagen polarizada… compuesta por una juventud rockera frente a una sociedad conservadora escandalizada ante lo ocurrido en Avándaro.


Además, cabe señalar que en la memoria de los asistentes permanecía fresca la matanza estudiantil de Tlatelolco en 1968; de igual forma, tan sólo 3 meses antes, el llamado halconazo también había reprimido de forma violenta a los jóvenes estudiantes que se manifestaban.

El pasado acechaba el presente y condicionaba la experiencia de los asistentes. Aquella juventud no olvidaba… Para ellos, el rock, como un movimiento contracultural, podría hacer frente a las problemáticas sociales por medio de la música.


Avándaro fue un acto de libertad y afirmación de parte de los asistentes que en ese momento desobedecieron de manera colectiva el mandato de la “juventud decente”. Esto alimentó los miedos del gobierno, pues consideraban que la unión juvenil en Avándaro podría incitar a la subversión y a una especie de revolución (10).


Aquel sentimiento de liberación entre los jóvenes se manifestó de muchas maneras. Un sector de la juventud se hizo presente para experimentar durante un fin de semana la apropiación de un espacio público para transformarlo en un territorio de libertad y convivencia pacífica, gozosa y solidaria (11).


Posterior a Avándaro surgió un periodo de represión y censura: hubo una persecución por parte del Estado que buscó borrar cualquier rastro del rock, así como cerrar las puertas de la radio, la televisión y las presentaciones en vivo.

Como relata Federico Rubli en su libro “Yo estuve en Avándaro”: “El movimiento musical era muy fuerte pero Avándaro lo cortó de tajo. El festival desató una enorme censura y represión, siempre velada, hacia el rock nacional que no terminó hasta los años noventa”.


El festival de “Rock y Ruedas” demostró lo que se venía visualizando desde principios de la década de los sesenta; las estructuras autoritarias crujían de desgaste.


El festival inauguró la “condena del rock”, una etapa de marginación a través de una campaña realizada por los medios de comunicación, que desde luego eran impulsados y controlados por el gobierno.

La censura gubernamental se expresó en distintos frentes, cerrándole las puertas al rock en los medios de comunicación y en los establecimientos físicos, llevando a una fuerte campaña de desprestigio que buscaba alejar a las juventudes de estos espacios.

Por otro lado, aquella juventud no olvidaba la matanza de Tlatelolco, al mismo tiempo que se indignaba por las preguntas sin respuesta que dejaba el Halconazo. El rock, como un movimiento contracultural, podría hacer frente a las problemáticas sociales por medio de la música.


De esta forma, Avándaro articula dos imágenes e ideas en torno a su recuerdo que se oponen, pero se complementan entre sí. Para unos fue el paraíso terrenal por unos días, donde pudieron experimentar la colectividad de una juventud que rechazaba las estructuras autoritarias de una sociedad conservadora.


Mientras que, para otros, fue un infierno que desató la versión más degenerada de las juventudes, llevando a la decadencia de la moral y de los llamados buenos valores.


Sin embargo, la versión oficial-peyorativa, por su alcance y respaldo mediático, predominó en la mayor parte de los sectores de la sociedad mexicana.


Con las restricciones para su difusión, el rock quedó sujeto a desarrollarse desde el hoyo, es decir, en medio de la clandestinidad. Fue hasta el marco neoliberal de los noventa que el rock retornó a los medios de comunicación, así como a las presentaciones masivas.


El paraíso y el infierno: Avándaro no adquiere una sola versión; son múltiples las perspectivas que tratan de articular y catalogar lo ocurrido allí.


A 50 años de aquel mítico evento, se han consolidado múltiples perspectivas, principalmente de los músicos y asistentes que buscan enmendar la imagen del festival y contraponerse a la “leyenda negra de Avándaro” que por tantos años predominó en el imaginario y la memoria colectiva de la sociedad mexicana.


Después de todo, Avándaro se volvió un símbolo multigeneracional que marcó el rock mexicano y que sigue influyendo en las nuevas juventudes “rocanroleras”.


Notas al pie:

(1) Documental 42 años de Avándaro. El observador. Producido por Canal 22 con la participación de Luis de Llano. Fue producido e ideado por la compañía Promotora Go S.A. de los hermanos Eduardo y Alfonso López Negrete, el promotor deportivo Justino Compeán Palacios, así como el productor de Telesistema Mexicano Luis de Llano Macedo, entre otros.


(2) Monsiváis, Carlos (2004). «Would So Many Millions of People Not End Up Speaking English?: The North American Culture and Mexico». En Sarto, Ana del; Ríos, Alicia; Trigo, Abril, eds. The Latin American Cultural Studies Reader. Duke UP. pp. 203-32.


(3) Zolov, Eric. Refried Elvis: The Rise of the Mexican Counterculture. Berkeley, CA: University of California Press, 1999.


(4) Yolanda Minerva Campos. La Memoria institucional del Festival de Avándaro. Los documentos sobre el festival en el Archivo General de la Nación en México y el Informe Avándaro del gobierno del Estado de México. UDG.México.


(5) Hernández, Francisco. “Reductos Del Rock Marginal: Hoyos Fonky, La Extinción.” MILENIO, 29 enero 2016. Si bien estos existían antes de Avándaro, adquirieron una alta popularidad después de este, ya que únicamente en estos establecimientos será permisible tocar Rock.


(6) Usón, Víctor, Daniel Villa. “Avándaro, El Festival Que Cambió La Historia Del Rock Mexicano.” EL PAÍS, 27 Nov. 2017.


(7) Véase la imagen de la edición de Alarma! el 12 de septiembre de 1971.


(8) En La Prensa, 12 de septiembre de 1971.


(9) Yolanda Minerva Campos. La Memoria institucional del Festival de Avándaro. Los documentos sobre el festival en el Archivo General de la Nación en México y el Informe Avándaro del gobierno del Estado de México. UDG.México.


(10) Idem.


(11) Idem.



Bibliografía


  • Yolanda Minerva Campos. La Memoria institucional del Festival de Avándaro. Los documentos sobre el festival en el Archivo General de la Nación en México y el Informe Avándaro del gobierno del Estado de México. UDG.México.

  • Zolov, Eric. Refried Elvis: The Rise of the Mexican Counterculture. Berkeley, CA: University of California Press, 1999.

  • Monsiváis, Carlos (2004). «Would So Many Millions of People Not End Up Speaking English?: The North American Culture and Mexico». En Sarto, Ana del; Ríos, Alicia; Trigo, Abril, eds. The Latin American Cultural Studies Reader. Duke UP. pp. 203-32.

  • Rebolledo, Juan Alberto Salazar. "The Festival de Rock y Ruedas in Avándaro, 1971." Oxford Research Encyclopedia of Latin American History. 2019.

  • Hernández, Francisco. “Reductos Del Rock Marginal: Hoyos Fonky, La Extinción.” MILENIO, 29 Jan. 2016

  • Documental 42 años de Avándaro. El observador. Producido por Canal 22 con la participación de Luis de Llano.

  • Usón, Víctor, Daniel Villa. “Avándaro, El Festival Que Cambió La Historia Del Rock Mexicano.” EL PAÍS, 27 Nov. 2017

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