"Across the Universe": una película poco apreciada
Actualizado: 9 abr 2020
María Roqueñi

Cuando Across the Universe se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto hace más de una década, el público no sabía qué pensar del musical psicodélico que la directora Julie Taymor había puesto en pantalla con base en los Beatles.
En términos de ambición visual, muy pocas obras de este tipo pueden presumir que exhiben tanta creatividad y tanto cuidado en la ejecución de las escenas. Pero la narrativa de la película también es un desastre lleno de tangentes, casi sin sentido, unidas con un hilo delgado y referencias a la letras de canciones de los Beatles.
Y, sin embargo, la película perdura como un clásico de culto, con sus errores y todo. Esto se debe a que hay un poco más en Across the Universe de lo que se ve en la superficie. Tengo que empezar, no obstante, aclarando que el diseño de producción de la película es excelente. Evoluciona para satisfacer las necesidades de la música a medida que pasa de la sensibilidad de los momentos tempranos de la banda a las exploraciones psicodélicas de después.
Y es que de 1963 a 1970 la música de los Beatles capturó perfectamente la cultura en evolución del Reino Unido y del resto del mundo occidental, pues trató desde los excesos conservadores de la cultura de los años 50 hasta el sentimiento radicalizado contra la guerra de Vietnam que definió los tiempos de protesta de la década siguiente.
Todo esto se visualiza en Across the Universe a través de una gran cantidad de efectos visuales combinados con una coreografía simbólicamente estilizada que ayuda a crear el tipo de neblina trascendental nacida de la cultura de la droga. Estos elementos se invierten con el significado de los diferentes momentos musicales: a Prudence la tortura su sexualidad en I Want to Hold Your Hand, y Let It Be está puesta en escena de forma sombría y evangélica.
La película reinventa algunas canciones para que tengan un significado totalmente diferente al original. I Want You (She’s So Heavy) se reinterpreta como una canción de reclutamiento en la que los soldados estadounidenses descubren el peso del conflicto que se ven obligados a asumir. I Am the Walrus ocurre durante las divagaciones de un gurú que claramente no comprende las tonterías que dice. Across the Universe (la canción) captura el corazón de un artista lleno de culpabilidad por no poder salvar a su amigo que está librando una guerra injusta contra su voluntad.
Cada uno de estos ejemplos es poco vital para la trama principal de un inmigrante británico, la mujer que ama, y su mejor amigo que ha sido reclutado por el ejército. Pero son expresiones de creatividad y alegoría por derecho propio, y no importa si su presencia es necesaria o no. Estos momentos sirven, además, para capturar la esencia de una era, y la trama solo contextualiza los instantes musicales que son parte de un todo. Los personajes de la película (que representan las experiencias de toda una generación) no son mucho más profundos que los que son representados en las letras de los Beatles porque no necesitan serlo.
En lo sumo, Across the Universe es una obra maestra poco apreciada porque logra, aunque sea de manera no intencional, hacer un retrato de la conciencia evolutiva de los años más definitorios de una generación entera. Como ya se ha dicho muchas veces aquí, además, no podemos subestimar la calidad cinematográfica de la cinta.
Al final, sin embargo, se llevan las palmas John, Paul, George y Ringo, porque esto no habría podido ser una obra interesante sin la música en la que se basó. Es imposible negar que fueron los momentos de I am The Walrus, Let it Be y Being for the Benefit of Mr. Kite!, en lo sumo, los que iluminaron a la humanidad hace sesenta años y la siguen iluminando hoy.