Diego Serrano Loera
Aún sin licenciatura, estudio comunicación porque no tengo otra cosa mejor qué hacer (por
el momento). Escribo por ocio y como labor de una concomitante investigación de los
sentidos inexplorados; en ocasiones dejo el ocio y leo lo que sea. Sin hablar de pasados, me
fascinan las letras y sus matices e hipérboles; vago como profesión y mis herramientas son
las plantas y las plantas de mis pies. Sin atestiguar mucho la difícil respuesta, “manifiesto”,
a través de polifacéticos seres con múltiples llanuras sorprendentes.
Sus indagaciones -dígase, topoanalíticas- ante mis apuros “quién soy... cómo hacer
una semblanza sin no reconozco maravillarme del reconocimiento del que se escribirá
(¡escribiéndose!) la misma”, son sencillamente para ver el didactismo íntimo expuesto al “a
veces eres inmensamente feliz”; responde quizá con «la nada», no, mejor dicho, palabras
[...]
Compartimos la caída de este objeto.
I
Erguido sobre el hechizo
[de hachís]
La sombra de la audacia:
[envuelve]
Cualquier efímero gesto.
II
Cuando la vista
falla gran parte
de la percepción
Se añeja en
un breve
olvido -a veces
uno lo recupera-
que en sustancia
absolutamente
nada
nada
tiene
sentido
aparente
y/o
innecesario;
uno imagina
órdenes, órdenes, y deseos
absolutos
de cómo, estructuralmente
yerguen las mismas
palabras siempre.
III
Entretanto las copias hechas
por el propio autor
no vagarían incapaces de su propio ego.
IV
Pasa todo pasan nadas
[cenizas eternas
en general
[reconocerse saber de perdón
hoy lo suscito
[nuevamente
Poeta de labor social
burócrata dispuesto].
V
No sé [sinceramente
cómo se escucha
mi voz].
VI
Éste podría ser cualquier titular:
¡no representa demasiado peligro!
El interrogatorio ha concluido.
VII
El autor, atado a su entorno,
-atado-
no escapa del deseo que no conoce.
VIII
Clarividencia de una postal después de
una tormenta.
Breve consuelo humano
entremezclar nubes.
IX
Hemos de recordar como contradecir dioses
estando aún expuestos al innegable carnaval
subversivo de razones.
X
Versifico a mi modo
un supuesto legado de otros:
inútil goce libertino
[suponer de
sujetos y sosiegos.]
Ya escribí mucho eco.
¿Y es que qué no tiene?
El resanar escindido entre voces
La perseverancia de la imagen
Ensueños en bambalinas traslúcidas
Vías en fermentos y monumentos.
Ningún dictatorial mariscal (lo) sabe
del vaivén donde empieza el aire,
siquiera la revolucionaria disidente idea
(̶e̶l̶ ̶e̶c̶o̶ ̶n̶o̶ ̶r̶e̶t̶u̶m̶b̶a̶r̶á̶)̶
el eco de su caída.
Versos pendientes adoptan la voz
de lo qué fueron días
(eco d̶e̶ ̶l̶o̶ ̶q̶u̶e̶ creí)
*
*
He soñado: es como un e c o
(irremediable sensación de t̶i̶e̶m̶p̶o̶̶)
horizonte lejano, finitamente
distanciado en azares topográficos
y alteridades colosales.
Las suscitaciones de un cadáver
exquisito, epíteto de la memoria
eco entrenosotros
(todo pasa muy súbitamente)
tiende a perder sentido.
De cuando me observaron (o sólo a la cámara)
los integrantes -uno matizado mexicano-
de una banda neoyorquina
Volver a textos pasados escarmiento de que fui
intento de los residuos del romanticismo y ausente
Renacimiento.
Irremediablemente tenía excusada
la culpa de una prosa fallida
y titubeos melancólicos
de presentimientos líricos.
Adoptado por la infamia (adscrita sedeña sobra)
asaltaré camiones, monumentaciones y
peatones con 1 cámara
¿velo máscara desprevenida?
¿sucesos o artimañas?
No se cansan ni los desconocidos
sentimientos ¿erráticos vicerrealistas o real viceralista?
No me falseen soñar excusas contra silencio
sobredosis de un éxtasis desconocido
o alucinaciones mientras sudo el cuerpo.
Quizá haya algún ambulantaje qué venda la mentira qué busco
Estoy cansado de un
cansancio,
que supone saber todo
que por querer figurar historias
de banquetes y celdas,
se siente ligeramente aguardando la quietud de los sentimientos
de la taxidermia de
padres y madres
y misterios y días nebulosos
monótonos.
Me mata el uso de mi tiempo
el recuento del primer motivo bohemio
la lectura salvaje y la urbanidad lexicógrafa con la qué escribo
No sé cuánto más durará el cine
y si el azar, a pesar de la furia no pierde a propósito
las últimas hojas arrancando lo conocido en lo desconocido.
Captúrese qué los niñxs aún no aprendan del síntoma del pensamiento
No guardo ni busco simetría
sólo, un xilófono qué converse sólo
con un párpado cercando el sonido de las cosas
reverberando aún más allá del habla.