ALEJANDRO
ADAME
Alejandro Adame Rábago nació en la Ciudad de México en 1997. Actualmente cursa la licenciatura de Escritura Creativa y Literatura en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Alejandro se dedica principalmente a escribir poesía, aunque también escribe narrativa y ensayo. Ha colaborado en algunas revistas de literatura.
Playa desierta
Las lanchas a lo lejos dejan
rastros de serpientes de espuma
y los pájaros se van perdiendo
entre las paredes intangibles de nubes.
Las olas rompen con la arena
seca y el silencio que se mezcla
con los súbitos gritos del viento.
“Los peces son como letras”
recuerdo haber pensado
en algún pasaje de la infancia.
“Azul
una gran hoja azul
donde los peces
redactan los mensajes con su nado.”
Ahora me muero de fe, anclo mis palabras
el tiempo las oxida, les quita la sustancia.
“El pez en cada nado
reinventa su abecedario.”
Tendríamos que caminar sin rumbo
venir a la playa desierta
aprender el idioma de los peces
que se desvanece inmediato
que se mezcla, se hace agua
en el momento del contacto.
Calles
Hay voces y siluetas de sonidos
calles rotas y flores entre grietas
que buscan al árbol de la banqueta
testigo inmóvil del movimiento
del eterno rincón del mundo.
El viento constante
es como el sonido de la página de un libro
que un lector silencioso desplaza
en un instante perdido.
Hay caos neurosis y dolores
que se respiran como el inverso de un perfume
que está siempre en otro lado.
Hay zumbidos hay ojos y oraciones
disparados al aire
como chorros de agua
como fuentes que no regresan a su origen.
Y todo es porque se acaba
todo nace y se mueve hacia el fin
el fin de todo, una tinta fija
que se escurre de la hoja
y cae al abismo de las cosas.
Te busco
Bajo el cúmulo instalado de los años
como un diamante aplastado
bajo el peso inmóvil de la montaña,
te busco.
No sé quién eres pero eres
el regreso hacia el final.
Disparas senderos y son tantos
que en la confusión de caminos
te escondes pero estás
en una presencia silenciosa.
Buscarte es alejarme
y estoy seguro
que esos los de pasto suave
eran tus piernas disfrazadas
que nunca pude detectar.
Ahora lo sé pero estás tan lejos
que el recuerdo del pasto me quema los párpados
por el anhelo imposible del contacto.
Ya no es pasto, es rayo
que me apresa como un corro de balas de sangre.
No tengo dónde refugiarme
cierro los ojos y te busco
adentro de mí.
Momento breve
Un momento breve
como el río de éxtasis
que pasa por el cauce
del transcurso de una canción.
El comienzo ya es el final
del clímax, explosión de agua
que cae y desaparece
integrándose a las células
del mundo que vuelve
a esperar otra canción.
Otra canción, ráfagas ilusorias
que vuelan como peces en el mar de aire.
Yo soy un pescador
que usa el alma como caña
para intentar fundirme
con alguna escama musical.
Pero el tiempo es la certeza de lo imposible,
en su movimiento hay una voz inmarcesible
con ecos que son balas contra la esperanza
de la hazaña de la caña de alma.
Confusión de tiempos
El tiempo es una cuerda
que se enreda y hay momentos
en que dos puntos entran en contacto.
Yo siento los recuerdos como si fueran
brisas que pasan delante de mis ojos
y que con un soplo mío puedo romper.
Así el pasado está roto en el presente
y mi piel, no lo sé, no la siento mía.
Lo de antes viene hacia mí
como manada de búfalos
que me pisotean, me dejan ciego
y yo con los ojos cerrados
vislumbro confundido los atisbos
de lo que es mi vida, de lo que fue
y la torre de ladrillos, los momentos
se caen bruscos, al piso esparcidos
y yo lento los voy acariciando
sin saber qué son pero sabiendo
que son míos.
Posibilidades
Ya no hay formas, hay colores desdibujados
que mutan en diversificaciones
el negro, el rojo, el blanco, el gris
de pronto son posibilidades:
El negro
es la piel de los párpados
que obstruye la mirada del mundo.
Es la noche que tapa al día
como las olas a la arena
donde las estrellas son la espuma
que se arrastra sobre el mar.
Es el oscuro jardín dormido
que despierta con las luciérnagas
que caen en forma de gotas de lluvia.
El rojo
es un charco de sangre
acompañado de desierto, de olvido
aunque no se haya secado todavía.
Es también el goteo del corazón
que se va desintegrando
hacia un lago rojo:
charco de sangre en el vientre.
Es lava que es lágrima
y resbala por el rostro caliente de piedra.
Es sudor de espadas, goteo de balas,
motores de cuerpos esparcidos
como pinos enfilados en el bosque.
El blanco
es la arena de la luna,
los pedazos de nube que caen al mundo
cuando el muerto olvida su peso al hollar.
Es la cara dulce del tiempo
que pasa en el reloj de arena.
Es la lágrima tan pesada
que en su infinita sustancia
carga un pedazo de alma,
alma blanca, blanco esencia
de la base invisible
de la trascendencia.
El gris
es ver, ya sin esperanza
a la poesía cayendo por el precipicio.
Es la ceguera lúcida
de recordar un momento
que nunca sucedió.
Es con los ojos sentir una textura
por la desesperación de la ausencia tan cercana
de no saber ya cómo tocar.
Es el gris la frontera, el margen, el imposible
de encontrar el centro de las cosas.
No sé qué son, tal vez
sean mezcla infinita, demostración
de que el mundo no es uno y que uno
puede estar integrado en una gota de color.
Concierto
I
(Fusión.
Fusión con otro cuerpo.)
Balas
como gotas veloces de luz
delante del nuevo cuerpo comulgado.
Balas de luz
Balas de música
Balas de piel.
Cada una: ¡¡¡ASTILLA SUBLIME DE LA GRANADA PERPETUA QUE NO TERMINABA DE EXPLOTAR!!!
(Tiempo transcurriendo)
Y nosotros como ( ) paréntesis,
el relleno
la cálida interrupción de la inercia.
(Tiempo transcurriendo)
Enorme rostro de luz en el cielo.
..
La luna
Reflejos precisos de las estrellas
..
O o g
J l u
s f u ro so s.
Había una imposible separacióndeltiempo:
Agonía por la utópica permanencia de nuestros actos
Y sin embargo en la gloria:
Tú y yo bailando ante el cielo de nuestros cuerpos.
II
Éramos tú y yo.
Éramos una isla dubitativa en el mar de gente,
y escribo esto
temblando como en campo de batalla
de mi pluma contra el ejército de tu recuerdo.
Éramos tú y yo
perdidos en la marea de confusión
Que engañaba al inminente dolor
del final voraz de la noche del mundo.
El miedo se convirtió en un erotismo nuevo
y en esa forma recién nacida encontré tus labios:
Tus labios fueron
un encuentro con los míos
como dos gigantes montañas de agua
que en la incertidumbre del contacto
encontraron aguas quietas.
el tiempo transcurriendo
confirmando la trágica naturaleza
del puente que une
la ilusión con el vacío
y que olvida el milagro del comienzo.
III
Ahora eres un recuerdo pisado
Que inventa el mediodía de mi vida
Una consciencia de dos hemisferios
Que son dos ejércitos enemigos
Que luchan feroces contra ellos mismos.
Y lo que me queda es esa batalla:
Esa triste esperanza del regreso
Muerte y renacimiento de una flor
Como si un altivo pincel de lumbre
Pintara cada pétalo y lo fuera
Cambiando de color y las cenizas
Son ese quieto, abstracto manantial
Por donde bebe la oportunidad
De la transformación de mi tragedia.
Ahora, más allá, más adelante
Me parece que confundo tu sombra
Lejos en el ocaso del ayer.
Donde podamos encontrarnos
Sus pupilas son dos barcos perdidos
en el mar blanco de sus ojos.
Tengo miedo de que la tormenta que sucede
cuando cierra los párpados sea para siempre.
Hay un cañón que nos separa
y un imposible transporte para llegar a su lado.
Y la veo ahí parada
sosegada a pesar de la distancia.
Tal vez ella vea mis pupilas
y piense que son dos barcos perdidos
en el cielo blanco de mis ojos.
Tal vez cuando la tormenta sea definitiva
podamos encontrarnos.


